lunes, 5 de junio de 2017

¿Por qué un día mundial del ambiente?



El 5 de junio fue designado como Día Mundial del AmbienteImagen cortesía de: https://www.google.co.ve/url? por la Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada el 15 de diciembre de 1972 a fin de fomentar la sensibilización mundial sobre lo que se le llamaba para ese entonces “el medio ambiente” e igualmente promover la atención y la acción política en ese sentido.


Es un día para realizar actividades en pro del ambiente, como por ejemplo: conciertos ecológicos, relatar ensayos, plantar árboles, realizar encuentros interinstitucionales para motivar a las personas a que se conviertan en agentes activos del desarrollo sostenible, promover el papel fundamental de las comunidades generando el cambio de actitud que se debe tener hacia los temas ambientales con miras a garantizar en todas las naciones el disfrute de un futuro digno, próspero y seguro.

¿Por qué?

Porque más de 20 millones de hectáreas de bosques se pierden en el mundo anualmente, ello sin incluir las grandes extensiones que son degradadas por prácticas forestales destructivas, sobreaprovechamiento forestal, contaminación, sequías y minería, entre otros.
El planeta ha perdido alrededor del 33% de sus ecosistemas naturales en los últimos 30 años, al tiempo que la presión sobre la tierra se ha incrementado en más del 50% durante el mismo período de tiempo, principalmente debido al aumento en los patrones de consumo sobre los recursos naturales renovables y la contaminación.
Estos indicadores aportados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente – PNUMA, el Fondo Mundial para la Naturaleza – WWF y el Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación – CMMC, resaltan que “tales presiones exceden la capacidad de regeneración que posee la biosfera de nuestro planeta para recuperarse, con lo cual estaríamos encaminándonos a una inminente debacle ambiental, de no lograrse un cambio sostenible en los patrones de consumo de los recursos naturales”, señaló Diego Díaz Martín, Presidente de la organización no gubernamental VITALIS. “De continuar tales amenazas sobre, nuestro planeta perdería alrededor del 75% de sus ecosistemas naturales para el año 2.050”, puntualizó.
Cada segundo, media hectárea de bosques es destruida, las emisiones globales de dióxido de carbono sumaron a fines de los 90 alrededor de 25 mil millones de toneladas, casi doblada la cantidad que se registró en 1950 y todavía más de 4 mil millones de seres humanos carecen de agua. A todo ello debemos agregar el efecto que ha tenido el acelerado crecimiento poblacional, que alcanza en el presente año a más de seis mil millones de personas que demandan espacio, comida y energía, con la correspondiente generación de residuos de todo tipo, incluyendo algunos altamente contaminantes
Cada año desaparecen miles de especies y con ellas nuevas posibilidades de cultivos agrícolas, productos industriales o medicinas. Con la pérdida de diversidad, aumenta la uniformidad, la dependencia de unas pocas variedades de plantas para alimentarnos, y sobre todo crece la vulnerabilidad ante las pestes y las enfermedades. La biodiversidad se pierde debido al deterioro y fragmentación de los hábitats, a la introducción de especies, la explotación excesiva de plantas, animales y peces, la contaminación, el cambio climático, la agricultura y repoblaciones forestales con monocultivos de rápido crecimiento.
Un total de 11 046 especies de plantas y animales están amenazadas, y enfrentan un alto riesgo de extinción en el futuro cercano, en casi todo los casos como resultado de la actividad humana. Esto incluye el 24% de las especies de mamíferos y el 12 por ciento de las especies de aves. El número total de especies amenazadas de animales se estima en al menos 5.435.
La pérdida y degradación del hábitat afecta al 89% de todas las aves amenazadas, 83 por ciento de los mamíferos, y 91 por ciento de las plantas amenazadas que han sido evaluadas. Los hábitats con el mayor número de mamíferos y aves amenazados son los bosques pluviales tropicales de tierras bajas y de montaña. Los hábitats de agua dulce son sumamente vulnerables y contienen muchas especies amenazadas de peces, reptiles, anfibios e invertebrados.
En los últimos 500 años, la actividad humana ha llevado a 816 especies a la extinción en vida silvestre. El aumento del número de aves que se sabe están extintas se debe en parte a una mejor documentación de los casos y a nuevos conocimientos, pero desde 1800 se han extinguido 103 especies, lo cual indica que la tasa de extinción es 50 veces mayor que la tasa natural. Muchas especies desaparecen aún antes de ser descubiertas.
Un estudio de Conservation International mostró que el 23,9% de los sistemas biogeográficos de la Tierra han sido completamente transformados por el hombre (el 36,3% si se excluyen las superficies heladas, de roca y los desiertos), el 24,2% parcialmente y sólo quedan bien conservados el 51,9%, cifra que se reduce a sólo el 27% si se exceptúan las superficies estériles.
Las zonas más transformadas, sin apenas restos de la vegetación original y con grandes pérdidas de diversidad biológica, son Europa, el Este de EE UU, China y el Sureste asiático. América del Sur, con el 62,5%, y Oceanía, con el 62,3%, son las dos regiones mejor conservadas y menos transformadas, mientras que Europa es el continente que menos hábitats ha conservado, con sólo el 15,6%.
Las zonas de Oceanía bien conservadas corresponden a los desiertos de Australia, mientras que las regiones de América del Sur casi intactas corresponden a la Amazonia, con bosques tropicales con una extraordinaria diversidad biológica y algunas regiones andinas. África es la zona con más áreas parcialmente transformadas, reflejo de una presión demográfica todavía baja, y de una agricultura extensiva. Europa, con el 64,9%, es la región más humanizada, más del doble que el siguiente continente, Asia, con el 29,5%.
En cuanto a las costas, mares y océanos, el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Unión Mundial para la Conservación, han destacado la necesidad de medidas urgentes para proteger de la sobreexplotación de las aguas profundas y las criaturas que viven en ellas, debido a la exploración pesquera y petrolífera no acogida a normas, las descargas de CO2, la biotecnología y la explotación de hidratos gaseosos y el calor de emisiones hidrotérmicas.
Especialmente amenazados se hallan las comunidades coralinas de todo el mundo, que han sido dañados por pesqueros industriales de arrastre, los cambios climáticos y los procesos de sedimentación.
El aumento en los niveles de exploración pesquera y petrolífera también están dañando la frágil biodiversidad de muchas zonas marinas. Al estar abierta al acceso no regulado, alta mar se ha vuelto cada vez más susceptible a la sobreexplotación. Por otro lado, los débiles sistemas de vigilancia y control de muchas zonas costeras en todo el mundo, han derivado en crecientes niveles de degradación ambiental, que hacen poco viable el retorno de sus condiciones ambientales originales.
La tercera parte de los ríos del mundo que permanecen relativamente intactos será destruidos por la expansión de las represas y más de diez millones de personas podrían ser desplazadas durante la próxima década.
Más de 1,700 presas están en trámite en el mundo, principalmente en India, China y Turquía. El continuar con estos proyectos significará que hasta diez millones de personas serán desplazadas, miles de pequeños agricultores perderán sus trabajos, una brecha económica en expansión favorecerá a los ricos, aumentando los conflictos sociales respecto del agua y más especies de lo que ya sabemos se extinguirán.
A las consecuencias indeseables del desarrollo económico, del crecimiento demográfico, de la desigual distribución de la renta y del consumo insostenible de recursos, hay que añadir las causadas por las nuevas biotecnologías y el desarrollo de la ingeniería genética, el reducido espectro de productos agrícolas, forestales y pesqueros comercializados, y las políticas económicas que no atribuyen su debido valor a los recursos. La mayor parte del germoplasma de las especies y variedades agrícolas y ganaderas puede llegar a desaparecer.
Las especies inventariadas oscilan en 1.750.000, pero algunos autores señalan que probablemente superen los 111 millones de especies, aunque la cifra media hoy se estima en 13.620.000 especies, según un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas en 1.995.
Entre las especies ya descritas hay 270.000 plantas, 4.300 mamíferos, 9.700 aves, 6.300 reptiles, 4.200 anfibios, 19.000 peces, 72.000 hongos (se cree que el número de especies debe superar el 1,5 millones), 1.085.000 artrópodos (950.000 insectos descritos, aunque el número de especies debe ser superior a 8 millones), 5.000 virus y otras 4.000 bacterias (una ínfima parte de los más de 400.000 virus y 1 millón de bacterias que se cree existen).
Los bosques tropicales, que sólo cubren el 7 por ciento de las tierras emergidas, albergan entre 50% y 90% del total de las especies. El promedio de extinción era de una especie de mamíferos cada 400 años y de una especie de aves cada 200 años, pero las extinciones documentadas en los últimos 400 años indican que han desaparecido 58 especies de mamíferos y 115 de
aves.
El 90% de nuestra alimentación procede de 15 especies de plantas y 8 especies de animales. El arroz, de acuerdo con la Organización Internacional para la Agricultura y la Alimentación (FAO, según sus siglas en Inglés), aporta el 26% de las calorías, el trigo el 23% y el maíz el 7%.
Información y cifras que son, más que una advertencia, una amenaza para el ambiente y por lo tanto para el ser humano. ¿Seremos tan responsables como para tomar las decisiones adecuadas y conservar nuestro hogar?
Importancia del ambiente
Los bosques, sabanas, ríos y demás ambientes naturales, albergan una inmensa diversidad de recursos que han servido a varias generaciones para la obtención de alimentos, medicinas, vestido, energía y vivienda.
La mayoría de los productos farmacéuticos comercializados son de origen silvestre. Asimismo, dependemos en gran medida de la naturaleza para alimentarnos.
Muchos de los tejidos más cotizados en la industria del vestido provienen de la naturaleza. El lino, por ejemplo, se obtiene de una planta herbácea que lleva el mismo nombre. De igual importancia figuran el algodón, la lana y la seda.
La naturaleza es asimismo una fuente extraordinaria de energía. El viento y el agua, por su parte, son capaces de generar la electricidad necesaria para surtir grandes ciudades y soportar sus procesos de desarrollo. De igual importancia ha sido el consumo de la leña.
La vida silvestre también es inmensamente valiosa como fuente de material genético. Los cultivadores recurren continuamente a la naturaleza en el estado silvestre para obtener nuevos genes que darán a sus cepas mayor resistencia ante los cambios climáticos y las plagas, o les permitirán satisfacer la nueva demanda del mercado.
La naturaleza constituye obras de infraestructura a un precio infinitamente inferior al que cobraría cualquier empresa de ingeniería. Por ejemplo, los manglares proveen a las comunidades costeras, protección contra el oleaje y el viento, estabilizan sedimentos para prevenir la erosión y sirven de criaderos para especies de peces con alto valor comercial aguas afuera.
¡Por Dios! Nosotros mismos nos destruiremos. ¡Toma conciencia por favor!
Fuente: 
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol
Martin Luther King
Imagen cortesía de:http://i2.wp.com/diamundial.org/wp-content/uploads/2014/05/jpg?fit=600%2C460

EFEMÉRIDES DEL MES DE JUNIO

01 = Día Nacional de Reciclador.
05 = Día Mundial del Ambiente. 
08 = Día Mundial de los Océanos. 
15 = Aniversario del parque Zoológico Metropolitano del Zulia. 
17 = Día Mundial de la lucha contra la Desertificación y la Sequía. 
18 = Día Mundial contra la Incineración. 
25 = Día de la Gente de Mar. 26 = Día Internacional de los Bosques Tropicales.
Imagen cortesía de: https://www.google.co.ve/medioambiente.org%2F2015%2F08%2F.html&psig=AFQjCNHbNoPP6TSuS1qsfdlRbkXzEAOL5g&ust=1496772835426589