lunes, 20 de mayo de 2019

No respire en la Ciudad de México

     Desde el viernes 17 de mayo, los 21 millones de habitantes de la Ciudad de México y la circundante área metropolitana se ahogan en un caldo de contaminantes producidos por una oleada de incendios forestales y quemas agrícolas, la circulación de más de seis millones de vehículos, miles de actividades industriales, y hasta el vecino volcán Popocatépetl, que tuvo una explosión el jueves por la mañana, lanzando al aire cenizas en una columna mayor a los 1.200 metros. Aún las lluvias que cayeron por la tarde del miércoles fueron ensuciadas por el aire por la presencia alarmante de partìculas suspendidas PM 2.5,
van cuatro días de la contingencia ambiental declarada por el gobierno de la ciudad, con restricciones al uso de vehículos, cierre de escuelas primarias, recomendaciones de no hacer actividades al aire libre, y, en el caso de niños, adultos mayores, y personas con problemas respiratorios y cardiovasculares, de quedarse adentro de sus casas con ventanas y puertas cerradas.    También recomiendan no cocinar con gas, leña o carbón. Entonces, a comer comida fría.
     Puede disminuirse el manto de contaminación que cubre el Valle de México, pueden los incendios extinguirse y llegar las lluvias estacionales, pero las PM 2.5 se quedarán alojadas en el organismo de los habitantes de la área metropolitana para siempre. Y son carcinógenas.
     Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "se estima que la contaminación ambiental del aire, tanto en las ciudades como en las zonas rurales, fue causa de 4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo por año; esta mortalidad se debe a la exposición a partículas pequeñas de 2,5 micrones o menos de diámetro (PM 2.5), que causan enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y cáncer." Recientemente se ha establecido que respirar PM 2.5 acelera la muerte de personas con diabetes.
Lo que de entrada falta es que los gobiernos de la Ciudad de México y del país anuncien de inmediato las acciones pertinentes que tomarán para abatir esta contaminación monstruosa, empezando con la prohibición de la quema agrícola y un control auténtico —no retórico— del tráfico de automóviles y de la deforestación en las calles, parques, barrancas, bosques y campos del Valle de México (y del resto del país). Además, los métodos de comunicación con la población sobre esta emergencia ambiental han sido irrisorios.

     En 1992, la ONU calificó a la Ciudad de México como la ciudad más contaminada del mundo. La primera contingencia ambiental se declaró el 16 de marzo de 1992, cuando el ozono alcanzó los 398 puntos IMECA. 

 El Ìndice Metropolitano de la Calidad de Aire (IMECA) se divide en 5 categorías. Para simplificar su interpretación cada intervalo se representa mediante un color.

Artìculo tomado de:  https://elpais.com/internacional/2019/05/18/mexico/1558134179_891497.html (20-05-2019)