viernes, 18 de julio de 2014

CARACAS

                                                       fuente: http://caracas.ciberturista.com/

Tu primer nacimiento fue natural,
emergieron las montañas que te vinieron a acunar,
y tu valle, como barca caprichosa, del mar hasta las alturas pudo navegar,
para encallar en el edén más hermoso que el Creador pudo soñar.
Y la montaña crece cada día un poco más, sucursal del Cielo al Cielo te llevará,
y aunque te aleje del mar: tu primer hogar, por siempre a su lado estarás,
porque su viento te acaricia a través de las abras de la montaña,
porque su tibia lluvia te baña y, en su comunión, jamás se olvidarán.

Se alza el Ávila testigo silente de tu nacimiento y transformación,
y el mismo es la prueba virgen de la génesis que los formó.
Desde cada nivel nos ofrece los rostros hermosos de su floración,
desde las plantas tropófilas especie de ave fénix en eterna resurrección:
desde su ceniza por la sequía hasta su reverdeciente lluvia de redención.
Y llega su dosel hasta la selva de montaña besada por el rocío para enamorarla, exuberante ensoñación.

Te hizo Dios su esmeralda más amada,
y te adornó con guirnaldas arboladas y cintas plateadas,
que visten al corazón de verde y esperanzas,
son tu flora y tus quebradas que tu fecundo valle alimentara,
que brillan bajo un Sol impetuoso cuya latitud te abraza,
pero templó la altura tu piel de suave amanecer para que el Sol no la quemara.

Desde el Bucare, el Paraparo, la Seiba el Algaborro y el Juncal,
todas especies autóctonas y hasta el Mango oriental viniste a adoptar,
y al calor de los días bajo sus sombras nos invitas a descansar,
y quién no recuerda disfrutar de tus frutos a la sombra de un paisaje vegetal,
collage de colores que se confunden en un juego de sombras con el sol tropical,
y tus dulces frutos son los besos del amor obsequiado, al calor de tu tierra, de belleza sin igual.

Habiendo yacido hermosa tu selva dormida,
vino el Hombre a dotarte de tu segunda vida,
 tu fauna y flora la apropió y adoró la raza indígena,
y, con el tiempo, otros hombres te encontrarían y con sus valores te moldearían. 

Te encerró una cuadrícula, símbolo tangible del destino que se cierne,
y Occidente te hizo una simiente floreciente en el Nuevo Continente,
el tiempo inexorable aceleró la inercia que desarrolló tu progenie,
y tu desarrollo abarcó desde la villa agrícola hasta la urbe cosmopolita que eres.

  Desde la Caracas señorial que forjara la Colonia,
 sigue la ciudad orgullosa a declarar la independencia heroica,
pasa luego a la contemporaneidad respetando su historia,
hasta florecer en toda su complejidad en la actual hora.

Caracas es la ciudad madre que acoge a todos sin distinción,
que aguarda con paciencia que todos sus vecinos igualen su noble condición,
que se levanta airosa de los avatares que jalonan su historia en evolución,
que conserva verdes oasis de su primera condición,
como signos tangibles de un mañana mejor,
al florecer en los hombres la concienciación de buscar el progreso sin degradación,
un equilibrio que recobre la belleza de la vida, un renacer del corazón,
de cuidar nuestro hogar primero sembrando la semilla de la tradición,
para unir lo hermoso del pasado con el mañana promisorio en un todo redentor.

Mariano Linguanti



No hay comentarios:

Publicar un comentario