NAVIDAD 2015 y COMIENZOS
DE AÑO
Cada
vez que celebramos las navidades y el cierre de un año centramos todos nuestros
deseos y energías en la unión y celebración con la familia. De acuerdo con
nuestras tradiciones y costumbres el habitual pesebre o nacimiento se hace
presente en los hogares venezolanos, con la advertencia casi silente de no
utilizar barba de palo o musgo por el daño que se causa al extraerlo de su
hábitat.
Poco
se divulga lo que hace el musgo cuando acompaña a otras plantas y se hace
cómplice de la vida en los ecosistemas. Entre su magia protectora tenemos que
es “un contenedor hídrico”, es decir sirve para hidratar a sus compañeras y
compañeros de hábitat. Además, constituye un germinador natural de semillas. Cuando
lo extraemos incontroladamente, la naturaleza requerirá más de cinco años para
reponerlo.
A
esta tradición decembrina del nacimiento o pesebre, se une la del arbolito de
navidad. Recuerdo que hace muchos años esta práctica se correspondía con ubicar
una rama seca que espolvoreábamos con algún elemento que le imprimiera el color
blanco para así imitar la nieve, propia de otras latitudes. Esa rama era
colocada en un envase que la sostenía y procedíamos a decorarla. Posteriormente
esta costumbre varió con la presencia de árboles de navidad sintéticos y en con
la importación de pinos canadienses naturales.
Sobre
el daño y el costo de tener en nuestras casas el olor a pino natural en navidad
poco se habla. Por una parte, se prefieren noticias que no empañen la alegría
de estos días y por la otra se divulga positivamente que se trata de árboles
cultivados en viveros o zonas controladas, con fines de comercialización y con
los permisos necesarios para ser talados y transportados. Poco es lo que se
divulga acerca de la utilización de los desechos biodegradables que genera cada
pino que se compra con mucha alegría y entusiasmo, qué luego no sabemos qué
hacer con sus restos y generalmente con el desagrado de cargar con “algo seco y
deslucido” va a la basura.
Ahora
bien, estas son pequeñas preocupaciones por el ambiente que pueden surgir en la
mente verde de alguien, sin ser marciano, o en algún hogar verde durante la
navidad, sin estar pintado de ese color. Digo y escribo “pequeñas preocupaciones”
por cuanto comparo estos dos hechos circunstanciales que pueden ser corregidos
con DOS GRANDES PREOCUPACIONES que amenazan seriamente a nuestra Mama Pacha o
Pachamama.
En
el cierre del año 2015, fuimos alertados con una noticia acerca del crecimiento
del agujero de la capa de Ozono sobre la
Antártida, el cuál alcanzó en diciembre una extensión de 10 millones de km2, más
del doble del promedio para esta misma fecha, según un estudio realizado por
una misión científica de la Universidad de Santiago de Chile y el Instituto
Chileno Antártico.
Recordemos
que el Protocolo de Montreal, firmado en 1987, estableció la prohibición
progresiva de los clorofluorocarburos (CFC), sustancias que agotan la capa de
ozono. Esta barrera gaseosa situada a entre 20 y 50 kilómetros de altitud, protege a la Mama Pacha de los rayos
solares ultravioletas, es decir a nuestra amada tierra, sea en Venezuela u otro país.
A comienzos
del año 2016 un sismo producido “por un hecho no natural” fue registrado por
sismógrafos de las grandes potencias. Se trató de una prueba subterránea y nada
inocente de una bomba de hidrógeno por parte de Corea del Norte. Las imágenes
difundidas muestran a ciudadanos norcoreanos festejando un hecho que dejó
sorprendido al mundo y que derrumba cualquier festejo cristiano, familiar,
solidario, amigable por recibir este año nuevo junto a una MAMA PACHA que nos ama, que nos
da sus árboles, sus frutos, sus flores, nos arropa con su viento y nos refresca
con su lluvia.
Provocamos las
tempestades, las inundaciones, los terremotos y seguimos pensando que se trata
de una justicia divina. Continuemos
celebrando la navidad sin musgo y sin pinos naturales………
Teresita Pérez de Maza
Profesora con mente verde
sin ser marciana
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