jueves, 21 de enero de 2016

PARA NUESTRA MAMA PACHA

NAVIDAD 2015 y COMIENZOS DE AÑO   

Cada vez que celebramos las navidades y el cierre de un año centramos todos nuestros deseos y energías en la unión y celebración con la familia. De acuerdo con nuestras tradiciones y costumbres el habitual pesebre o nacimiento se hace presente en los hogares venezolanos, con la advertencia casi silente de no utilizar barba de palo o musgo por el daño que se causa al extraerlo de su hábitat.

Poco se divulga lo que hace el musgo cuando acompaña a otras plantas y se hace cómplice de la vida en los ecosistemas. Entre su magia protectora tenemos que es “un contenedor hídrico”, es decir sirve para hidratar a sus compañeras y compañeros de hábitat. Además, constituye un germinador natural de semillas. Cuando lo extraemos incontroladamente, la naturaleza requerirá más de cinco años para reponerlo.

A esta tradición decembrina del nacimiento o pesebre, se une la del arbolito de navidad. Recuerdo que hace muchos años esta práctica se correspondía con ubicar una rama seca que espolvoreábamos con algún elemento que le imprimiera el color blanco para así imitar la nieve, propia de otras latitudes. Esa rama era colocada en un envase que la sostenía y procedíamos a decorarla. Posteriormente esta costumbre varió con la presencia de árboles de navidad sintéticos y en con la importación de pinos canadienses naturales.

Sobre el daño y el costo de tener en nuestras casas el olor a pino natural en navidad poco se habla. Por una parte, se prefieren noticias que no empañen la alegría de estos días y por la otra se divulga positivamente que se trata de árboles cultivados en viveros o zonas controladas, con fines de comercialización y con los permisos necesarios para ser talados y transportados. Poco es lo que se divulga acerca de la utilización de los desechos biodegradables que genera cada pino que se compra con mucha alegría y entusiasmo, qué luego no sabemos qué hacer con sus restos y generalmente con el desagrado de cargar con “algo seco y deslucido” va a la basura.                   
   
Ahora bien, estas son pequeñas preocupaciones por el ambiente que pueden surgir en la mente verde de alguien, sin ser marciano, o en algún hogar verde durante la navidad, sin estar pintado de ese color. Digo y escribo “pequeñas preocupaciones” por cuanto comparo estos dos hechos circunstanciales que pueden ser corregidos con DOS GRANDES PREOCUPACIONES que amenazan seriamente a nuestra Mama Pacha  o Pachamama.  

En el cierre del año 2015, fuimos alertados con una noticia acerca del crecimiento del  agujero de la capa de Ozono sobre la Antártida, el cuál alcanzó en diciembre una extensión de 10 millones de km2, más del doble del promedio para esta misma fecha, según un estudio realizado por una misión científica de la Universidad de Santiago de Chile y el Instituto Chileno Antártico.

Recordemos que el Protocolo de Montreal, firmado en 1987, estableció la prohibición progresiva de los clorofluorocarburos (CFC), sustancias que agotan la capa de ozono. Esta barrera gaseosa situada a entre 20 y 50 kilómetros de altitud, protege a la Mama Pacha de los rayos solares ultravioletas, es decir a nuestra amada tierra,  sea en Venezuela u otro país.

A comienzos del año 2016 un sismo producido “por un hecho no natural” fue registrado por sismógrafos de las grandes potencias. Se trató de una prueba subterránea y nada inocente de una bomba de hidrógeno por parte de Corea del Norte. Las imágenes difundidas muestran a ciudadanos norcoreanos festejando un hecho que dejó sorprendido al mundo y que derrumba cualquier festejo cristiano, familiar, solidario, amigable por recibir este año nuevo junto a una MAMA PACHA que nos ama, que nos da sus árboles, sus frutos, sus flores, nos arropa con su viento y nos refresca con su lluvia.

Provocamos las tempestades, las inundaciones, los terremotos y seguimos pensando que se trata de una justicia divina.  Continuemos celebrando la navidad sin musgo y sin pinos naturales………  
    

Teresita Pérez de Maza

Profesora con mente verde sin ser marciana  

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