martes, 12 de diciembre de 2017



Cortesía de:  https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTAe0dqzzVZ8sVxjqRM37TFjUxo6zHQ4HrRCVrmGKqbzi694IC6


¿Se ha puesto a pensar cuántos elementos de la naturaleza incluimos en la celebración de la navidad? La lista es larga, dependiendo de la región del mundo donde nos encontremos, pero en México podemos mencionar muchos que,  si no los tuviéramos, seguramente las fiestas navideñas no tendrían el mismo sentido y carecerían de esos colores tan característicos que curiosamente se comparten con los de la bandera mexicana.

El Verde
Este color es por supuesto el más relacionado con la naturaleza, utilizado universalmente para identificar la vida y lo sano. En la navidad, el verde no sólo es representado por el tradicional árbol de navidad, que en realidad es una especie de conífera, conocido como Abeto (Abies sp.). La tradición de utilizarlos para las celebraciones navideñas es una herencia del norte de Europa, cuyo significado era totalmente distinto al actual, pues representaba al “Árbol del Universo”, que mantenía unidos a distintos reinos. Actualmente la gran mayoría de los árboles naturales provienen de cultivos destinados legalmente para este uso, principalmente de Canadá y Estados Unidos. Si bien se considera que su uso es “sustentable”, representan problemas serios al no existir ningún método para su colecta y reciclaje cuando son desechados. Aunque es tentador tener un “arbolito natural” en casa, resulta mucho mejor utilizar uno artificial, que además de haber magníficas réplicas, éste le durará toda la vida.
Otro elemento natural que nunca falta es el musgo o “barba de peña”, principalmente adornando los “nacimientos” o representaciones del nacimiento de Jesús. Estas minúsculas plantas conocidas como briofitas, juegan un papel importantísimo en la naturaleza, y dada la creciente demanda de este material natural, se están dañando considerablemente muchos ecosistemas. Este musgo suele crecer durante la época húmeda del año, manteniéndose seco y aparentemente sin vida durante la emporada de sequía. Su función es muy importante en la naturaleza, pues evita la erosión del suelo (suele crecer en lugares sin vegetación) y retiene la humedad. Si bien es un elemento tradicional navideño, debemos evitar comprarlo.

El Blanco
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El blanco está representado por la nieve, o mejor dicho por el clima frío. Ciertamente hay lugares que por su ubicación geográfica la navidad se celebra en un clima bastante cálido, pero se conserva la relación tradicional con el invierno. No puedo dejar a un lado la oportunidad de mencionar que con el cambio climático, las temperaturas se vuelven más extremas, por lo que en aquellos lugares tradicionalmente “fríos” se celebra la navidad sin poder encender la chimenea o disfrutar de la tan anhelada nevada. Un buen ejemplo de la representación de este color son las variedades blancas de las nochebuenas, aunque el elemento natural que por tradición se utiliza obligadamente en la celebración navideña es el heno, conocido también como “barba de viejo” por su color gris-blanco. Este es en realidad una planta aérea de la familia bromeliácea, mejor conocida como “planta epífita”, absorviendo el agua y los nutrientes necesarios para su supervivencia a través del aire. Al igual que el musgo, el heno es una planta que está amenazada por su colecta abusiva, pues es una planta de crecimiento lento y muy sensible a la contaminación.

El Rojo
La Flor de nochebuena o Poinsettia se ha convertido en uno de los símbolos más poderosos de la navidad, y los mexicanos debemos sentirnos muy orgullosos ya que ésta es una planta originaria de México. La “cuetlaxóchitl” (nombre original en lengua náhuatl) fue utilizada desde la época prehispánica y era muy apreciada por los aztecas ya que su color simbolizaba la sangre de los sacrificios que los indígenas ofrendaban al sol para renovar sus fuerzas.
No fue hasta después de la colonización española que se comenzó a utilizar como adorno navideño en México (durante el siglo XVI), luego de que sacerdotes franciscanos las utilizaran para adornar altares navideños. Su variedad original  puede aún ser encontrada en estado silvestre en bosques tropicales y subtropicales de México y Centroamérica, aunque es bastante diferente de las variedades que se comercializan, luego de una intensa selección a través de la modificación genética y la hibridación. Puede crecer tan alta como un árbol mediano, aunque sus hojas son mucho más delgadas y menos llamativas que las variedades comerciales.

Si preguntáramos en distintos lugares del planeta con qué colores relacionan a la navidad, seguramente una gran parte del mundo mencionaría estos 3 colores, que aquí representan al mundo vegetal. He omitido muchas especies más de plantas que se utlizan en estas fiestas, como son el pingüico (Angelica tree en inglés), el cedro, acebo (Holly en inglés) y el muérdago, que aunque su uso es menos extendido en México, se utilizan ampliamente en otras partes el mundo como en España. Faltaría espacio para mencionar otros elementos de la naturaleza representados tradicionalmente  en los adornos navideños, como son las estrellas y los mismos animales.
Ésta es sin duda una época especial, que si bien ha perdido en gran parte su contexto original, cumple el objetivo de reunir familias e invitarnos a la reflexión. En este sentido, mi propuesta es que cada día hagamos una pequeña pausa para admirar algo de la naturaleza. Que nos admiremos tanto de una pequeña flor o un insecto como de la belleza de un atardecer, pues debemos sentirnos afortunados de estar rodeados de tanta belleza y riqueza natural. Que nunca olvidemos que la naturaleza es parte fundamental de nuestras vidas, tanto en aspectos tan sencillos como la decoración navideña, como la misma razón de nuestro ser y de estar vivos. Que estas fechas nos ayuden a acercarnos más a la naturaleza. Que así sea. 
Cortesía de: Oscar S. Aranda Mena

miércoles, 6 de diciembre de 2017

03 de diciembre: DÍA DE LA NO UTILIZACIÓN DE PLAGUICIDAS


Ubicado por: https://youtu.be/rch9TWs4TBw
El 3 de diciembre fue declarado Día Mundial del No Uso de Plaguicidas, después de que en 1984 explotara la planta de Union Carbide en Bophal (India), liberando cianatos que causaron la muerte de tres mil personas en solo tres días y 16 mil víctimas al final del “accidente”.
La conmemoración busca llamar la atención y reflexionar sobre el rumbo de la agricultura de monocultivos con uso intensivo de agrotóxicos, que muestra una creciente contaminación y daño ambiental y causa graves desequilibrios en los ecosistemas. Cientos de agrotóxicos han sido retirados del mercado mundial al confirmarse su peligrosidad para el ambiente y el ser humano.
Los países centrales se muestran preocupados por los perjuicios del masivo uso de agrotóxicos. Sin embargo, la Argentina sigue utilizando muchos de ellos, que se fabrican sólo para ser vendidos en países periféricos. Ejemplo de ello son todos los insecticidas organofosforados (clorpirifós y otros) y el endosulfán, prohibidos en Europa y Estados Unidos.
Los monocultivos con semillas transgénicas son la base del sistema agroindustrial de la Argentina. El consumo de agrotóxicos no deja de crecer. Hace 20 años usábamos 30 millones de litros de venenos; hoy consumimos 340 millones, mientras que la superficie sembrada sólo aumento un 55 por ciento.
Hace 15 años, se usaban dos o tres litros de glifosato por hectárea. Como la naturaleza se defiende, surgen insectos y plantas resistentes que requieren más dosis y productos más tó­xicos, y hoy se fumiga con más de ocho litros y agregan otros herbicidas más tóxicos.
Muchos países, presionados por la opinión pública, controlan seriamente el uso de estos venenos. Incluso países como Holanda, Dinamarca o Suecia, tienen programas para disminuir en un 30 por ciento el uso de agrotóxicos al cabo de tres años
Nosotros, por el contrario, aumentamos año a año en forma geométrica la cantidad de venenos que esparcimos en áreas donde viven más de 12 millones de personas que reclaman por cánceres, malformaciones y otros padecimientos generados por las fumigaciones.
Se dice que sin estos químicos no podríamos sostener los volúmenes de producción actuales. Pero esto no coincide con datos científicos que demuestran que la producción transgénica no rinde más que la tradicional y que mucho del aumento de la producción se explica por técnicas originarias de la agricultura orgánica (Gurian-Sherman 2009).
Se dice también que es necesario producir alimentos a cualquier costo, porque “el mundo tiene hambre”; sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta por mil millones de hambrientos, pero también por 1.500 millones de obesos y la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) denuncia que 1.300 millones de alimentos ya elaborados son botados al tacho de basura cada año, de los que podrían comer 2.600 millones de personas. Parece que el hambre no es por falta de alimento sino por falta de equidad.
Más allá de estas polémicas, desde el área de la Salud queremos alertar que la Argentina es uno de los países con mayor utilización de agrotóxicos; que estos venenos dañan la salud de los trabajadores rurales, los productores y las poblaciones de campesinos y originarios vecinos de los campos cultivados y que perjudican la naturaleza y su biodiversidad.
Nuestra sociedad, fascinada por el enorme beneficio coyuntural del precio de nuestros granos, debe equilibrar las necesidades productivas con los derechos a la salud y al ambiente sano. El Gobierno nacional tiene una actitud negligente y fomenta un sistema de producción que rinde tres mil millones de dólares por agrotóxicos a empresas multinacionales, sin valorar los perjuicios a la salud.
Habría que crear un área de ambiente y salud para controlar uso y efectos de agrotóxicos y desplazar de esa función a un Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) gestionado por el Estado, entidades rurales y cámaras de agroquímicos.

Medardo Ávila Vázquez (Red de Médicos de Pueblos Fumigados) 
 Cortesía de: www.unesco.org.uy/ci/fileadmin/shs/redbioetica/plaguicidas.doc

Efemérides



03.-Día de la No utilización de plaguicidas 
05.-Día Internacional para el voluntariado económico y social

10.- Día de los Derechos Humanos y de los Animales

11.- Día Internacional de las Montañas

12.-Día del Parque Nacional Waraira Repano

15.- Creación del Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente    (PNUMA)

18.-Día Internacional del emigrante

20.-Día del Parque Nacional Mochima

24. Nochebuena

25. Navidad

29. Día Internacional de la Biodiversidad

sábado, 25 de noviembre de 2017

OSOS HACINADOS EN UNA ISLA RUSA


 A causa del cambio climático
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       Los osos polares despedazan el cadáver de la ballena el pasado 19 de septiembre en la costa de la isla de Wrangel, en el Extremo Oriente ruso

Los turistas que viene a admirar desde el barco los paisajes helados del Ártico ruso creen haber visto, en un primer momento, pequeños bloques de hielo en la orilla. Pero se trata en realidad de 200 osos polares en pleno festín, devorando una ballena.
"Todos estábamos atónitos", cuenta Alexandre Gruzdev, director de la reserva natural de la isla Wrangel, en el Extremo Oriente ruso, donde tuvo lugar este encuentro "único" -según él- este otoño.
Los osos polares estaban reunidos al borde del agua para despedazar el cuerpo de una ballena arrastrada por las olas. El grupo estaba formado por varias familias, incluyendo dos madres seguidas cada una por cuatro oseznos, algo que raramente puede verse, explica Gruzdev a la AFP.
Si bien un espectáculo así puede fascinar a los turistas, para los científicos ilustra las consecuencias del calentamiento global, que transforma el hábitat natural de los animales, aumenta la competencia por los alimentos y los acerca a zonas habitadas.
El cambio climático provoca un deshielo más temprano y empuja a las poblaciones de osos polares a pasar más tiempo en tierra firme y a acercarse cada vez más a los pueblos, algo peligroso.
Tras el deshielo, los osos polares suelen descansar entre agosto y noviembre en la isla de Wrangel, en el mar de Chukchi (noreste de Siberia), antes de reanudar la caza de focas. Además, se considera que la isla es la principal zona del Ártico en la que paren las hembras.
https://s.yimg.com/ny/api/res/
Los osos polares despedazan el cadáver de la ballena el pasado 19 de septiembre en la costa de la isla de Wrangel, en el Extremo Oriente ruso

MENOS PRESAS
"Una ballena representa un verdadero regalo para ellos: varias decenas de toneladas" de alimento, lo suficiente para varios meses, señala Gruzdev.
Cada vez son más los osos polares que acuden a la isla de Wrangel, donde pasan, de media, un mes más de lo que lo hacían hace 20 años, por culpa del deshielo, según Eric Regehr, especialista de la Universidad de Washington.
Este otoño, los observadores censaron 589, un número "anormalmente alto" y más del doble de las estimaciones precedentes, alertó Regehr. Según él, la población de osos polares del mar de Chukchi, compartido por Rusia y Estados Unidos, sigue "en buena salud".
Pero eso podría cambiar si el tiempo que pasan en tierra firme sigue aumentando pues, pese a que existen algunas fuentes de alimentación -como bueyes almizcleros, roedores o incluso la hierba- nada puede sustituir el aporte energético de las focas, esencial para la supervivencia de los osos polares.
"La cuestión es saber a partir de cuándo la población empezará a sentir los efectos negativos" del tiempo cada vez más largo en tierra firme, advierte el científico. "No tenemos la respuesta, pero ese umbral se alcanzará" en algún momento, afirma.
UN OSO EN LA VENTANA
"Son animales ingeniosos y capaces de adaptarse, pero el número de osos polares que tenemos en la actualidad en el Ártico no puede mantenerse en tierra" al 100%, avisa Regehr.
Según el científico, la visión de 200 osos polares reunidos es una señal de lo que nos depara el futuro: más osos pasando menos tiempo en el mar y con menos presas marinas a su alcance.
Una situación que origina un conflicto inevitable entre los osos y los humanos. Desde mediados de octubre, los osos polares se acercan peligrosamente al pueblo de Ryrkaipi, en tierra firme y a 200 km de la isla de Wrangel, cerca de un sitio muy frecuentado por las morsas.
Este año, algunos esqueletos de morsa llegaron flotando hasta el pueblo y atrajeron a los osos, uno de los cuales "rompió la ventana de una casa", indica Viktor Nikiforov, experto y coordinador del centro ruso de mamíferos marinos.
La localidad, de unas 600 almas, se puso alerta, prohibió a los niños que fueran a pie a la escuela y canceló algunos actos públicos, antes de alejar los esqueletos del pueblo con grúas.
"La concentración de seres humanos y animales en la misma zona aumenta y hay conflictos", apunta Nikiforov. "Con las transformaciones que se dan en la naturaleza, debemos preocuparnos".

 Por Maria ANTONOVA,AFP