lunes, 7 de marzo de 2016

Casi un tercio de las especies de loros, en situación crítica. El comercio ilegal y la destrucción de sus hábitats, principales causas de su declive.

El 28 por ciento de las especies de aves Psitaciformes -loros, guacamayos, cacatúas, papagayos, periquitos o cotorras- se encuentran en estado crítico de conservación, según un estudio de BirdLife International y de la Australian National University. El estudio, publicado en la revista científica Biodiversity Conservation, constata que este grupo de aves se sitúa entre los más amenazados del planeta, al mismo nivel que las aves marinas y por delante de las rapaces, y apunta.

"Los loros son apreciados por su capacidad de imitar la voz humana, y cuanto más colorida y rara es una especie más codiciada es su posesión, por lo que podríamos decir que son víctimas de su belleza y de su inteligencia", ha explicado Jorge Fernández Orueta, técnico del Área Internacional de SEO/BirdLife.

Por su parte, Stuart Butchart, director científico de BirdLife International, ha recalcado que los loros en su conjunto afrontan uno de los mayores índices de extinción y hasta el 56 por ciento de las especies se hallan bajo algún nivel de amenaza. "Afrontan un amplio abanico de peligros -ha explicado-, pero la pérdida y degradación del hábitat forestal, la expansión agrícola, la caza y el trampeo son los más sobresalientes".

LOS MÁS VULNERABLES
La situación es especialmente alarmante en tres tipos de loros, los que tienen una pequeña distribución histórica -como los que habitan en islas-, los de mayor tamaño -más longevos pero con pocas crías y que alcanzan la madurez sexual más tarde- y los que viven en zonas boscosas sometidas a procesos de deforestación.

Jorge Fernández ha explicado que las aves de gran tamaño no suelen formar poblaciones grandes, lo cual les expone más a la caza furtiva, mientras que los loros que viven en bosques suelen anidar en cavidades de árboles y son los primeros en sufrir el impacto de la deforestación. Y ha recordado que no hay que perder de vista que estas especies "nunca deben ser puestas en libertad fuera de su área de distribución". "Algunas de las especies no amenazadas, como la cotorra argentina, pueden llegar a ser invasoras y se ha demostrado que las aves criadas en cautividad tienen un potencial invasor mucho menor", ha matizado.

ACCIÓN POR REGIONES
La investigación apunta a una decena de países donde es urgente actuar para proteger sus especies de loros, que son Indonesia, Brasil, Australia, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Papúa Nueva Guinea, Venezuela y México, y propone líneas de acción por regiones. Señala, además, que la gravedad del riesgo de extinción está directamente relacionada con el Producto Interior Bruto (PIB) de los países donde vive la especie, con mayor incremento de la presión sobre su hábitat en los países con economías en expansión y un desarrollo urbanístico emergente.

En la actualidad, existen 398 especies pertenecientes a 86 géneros de Psitaciformes y la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) tiene oficialmente registradas como extintas un total de 16.

EL COMERCIO ILEGAL
La presión sobre especies de loros cuyo estado de conservación es crítico se ve agravada por su comercio ilegal en países como España, aunque desde 2007, y de acuerdo con la normativa europea, el comercio de especies protegidas puede llegar a ser constitutivo de delito. España forma parte del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), que asigna cuotas de exportación por especie a cada país de origen.

Sin embargo, en ocasiones el cupo se supera, lo que puede derivar en sanciones y suspensiones temporales de exportación, que, al mismo tiempo, alimentan el mercado negro.

Autor:   Cristina Yuste
 FUENTE: Agencia EFE verde (07/032016)

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